Un recién casado se va con los amigotes de copas. El hombre le promete a la mujer que estará de regreso antes de la medianoche pero, como suele pasar, la fiesta se extiende, el tío se agarra un pedo de la leche y le dan las tres de la madrugada entrando por la puerta de su casa.
Justo en ese momento, el reloj da tres campanadas y el tipo, temiendo que su mujer se despierte, imita las campanadas dang, dang... nueve veces más para que piense que son las doce de la noche.
- Oye, me ha salido que te cagas, seguro que ni se ha enterado y se mete en la cama.
A la mañana siguiente, la mujer le pregunta que a qué hora llegó. El le responde:
- A la medianoche, mi amor.
- Ya, ya. Oye Pepe, creo que vamos a tener que comprar otro reloj.
- ¿Cómo que otro reloj?
- Si, es que este debe estar roto ¿Sabes?.
- ¡Pero si da la hora perfectamente!
- ¡Y tan perfectamente! Anoche dio tres campanadas, hizo una pausa, dio otras 4 campanadas, se aclaró la voz con un carraspeo, dio 3 campanadas más, se tiró un pedo, dio las dos últimas y se descojonó de risa.